sábado, 25 de agosto de 2012

DE VUELTA

¡¡¡¡¡¡Hola!!!!!

Ya estoy de vuelta. Sí, he regresado de mis vacaciones y ya estoy aquí, con las pilas recargadas y sin ningún síndrome postvacacional, para decir adiós a este veranito y para afrontar un nuevo curso que está a punto de empezar. Con las maletas todavía por deshacer, un montón de ropa por lavar y el bronceador gastado, ahora toca vaciar la tarjeta de la cámara fotográfica, clasificar las fotos más bonitas y ponerles lugar y fecha; ahora toca ordenar todos los papeles que hemos traído del viaje: mapas, folletos informativos, tarjetas de visita, posavasos, y colocar el correspondiente imán en la nevera junto con los otros procedentes de antiguos periplos; ahora toca reencontrarse con los amigos para explicarles con pelos y señales, para su desgracia, todas las aventuras y desventuras del viaje, y para aburrirles con el fabuloso, estupendo y bien elaborado pase de fotos y vídeos que hemos hecho por esos mundos de Dios; ahora toca hacer balance y recordar y valorar y disfrutar de nuevo todos los momentos vividos en este verano de 2012 (verano, por otro lado, para olvidar: incendios, prima de riesgo, recortes, mentiras, accidentes… Pero no, ahora no tocar ponerse dramáticos. Ya habrá tiempo y más razones para ello). En fin, que, como no soy diferente al resto de los mortales, ahí van mis 21 postales de recuerdo; ahí van mis 21 momentos de este estío que ya se nos está yendo:

1.- Momento “campos de paja de la Toscana” que dan al paisaje ese tono dorado tan cálido y romántico (Pisé uno para hacerme la consabida foto y me clavé en el pie una maldita brizna con el consabido dolor/cabreo. O sea que, de romántico… poco)


2.- Momento olímpico. Las medallas de nuestros deportistas españoles (Qué poderío, señores, qué fortaleza y cuánto entusiasmo. Valen un potosí. Lástima que no se les valore como se merecen, especialmente cuando están entrenando. Lo del chándal -o chonichándal, como he oído y leído en algún sitio-, vamos a dejarlo para otro día, ¿no les parece?).
3.- Momento “Lola”. La comida de todos los veranos con mi amiga (y con final accidentado). Un beso desde aquí.
4.- Momento “tartufo”. El panini de paté de trufa negra que me zampé en un exquisito y elegante bar de Florencia (y yo, con camiseta sudada y sandalias trapajosas… Bueno, en realidad, fueron dos y dos copas de vino).
5.- Momento “lo hago por salud, porque es muy sano, no para adelgazar”. Las dos horas de caminata al día que me he currado durante el mes de agosto (vamos a hacer cálculos: 2 horas X 7 días a la semana X 4 semanas que tiene el mes, en total, aproximadamente, ¡¡¡¡56 horas caminando por el paseo marítimo, sudando como una cerda, con la lengua fuera, en vez de estar tranquila, tomando el sol tumbadita en la playa!!!! Joder, soy una máquina).
6.- Momento esteticien. La manicura de color rosa que les hice a mis sobrinas en Begur (tendrían que haber visto a la pequeñaja de dos años y pico presumiendo de uñas pintadas).
7.- Momento enológico. El vermentino que probé en Pienza, un vino blanco, afrutado, frío, delicioso (Bueno, lo confieso, fueron varias copa más el Brunello de Montealcino, y el Nobile de Montepulciano, y el dulce que caté para regalárselo a mi madre…).
8.- Momento “mi novela”. Las dos horas que he pasado releyendo y corrigiendo mi novela, ¿se acuerdan? (apliquen el mismo cálculo que el de las caminatas. Ya está a punto y soy feliz, muy feliz)
9.- Momento “rebajas”. La mañanita que pasé con mi madre de rebajas (no, mi madre, no, no vayamos a liarla): después de patearnos las calles comerciales bajo un sol de justicia, cayeron un pantalón y un cinturón para ella y un vestido para mí (lástima que ya estuvieran en los escaparates las “new collection”, los “new arrivals” de la temporada otoño-invierno y nos hayamos enamorado de una americana negra de más de 300€, ella, o séase, mi madre, y de un abrigo de color azul azafata, lo último, de otros tantos, yo. Habrá que esperar a las rebajas).
10.- Momento “glamour”. Una, bueno, dos copas de cava en la terraza de casa de mi hermana, al atardecer, con unas vistas preciosas, en compañía de mis hermanas y mi prima, hablando de nuestras cosas. Delicioso. Mil gracias, Gemma y Xavi.
11.- Momento “sólo un momento”. Los momentos contados, limitados y muy contenidos que me he permitido soñar con un remoto e hipotético “¿y si mi novela gusta?, ¿y si tiene éxito?” (dicen que soñar es gratis; también dicen que hay que tener cuidado con lo que se sueña porque puede hacerse realidad… ¿Se imaginan? ¡Sería le leche!).



12.- Momento “¡marchando una cañita y una tapita de atún ahumado!”. Bueno, más de una he tomado y ha sido en Carboneras, un pueblecito de Almería, a las puertas de Cabo de Gata. Buenísimas. Uno de mis descubrimientos del año. Desde aquí, gracias a Juan Diego y a Loli.
13.- Momento “coñazo de tele”. Porque hay que ver lo mala que es la tele en verano. Yo, lo juro, sólo la he visto un ratito después de comer y alguna que otra noche. Y, entre los docufriki de Frank el de la selva, las noticias petarderas de “Sálvame” y compañía, los mismos capítulos de las series norteamericanas, los informativos dando vueltas y más vueltas de tuerca a las tragedias del verano, la verdad es que el aparato ha estado estos días de adorno.
14.- Momento “cocktail”. Fue en el Boadas, una de las mejores y más emblemáticas cocktelerías de Barcelona. Fueron dos: uno de ginebra, lima y melón –chispeante, delicioso, sin palabras- y otro de ginebra, lima y frambuesa -no me gustó tanto porque me recordaba a los jarabes de fresa que tomaba de pequeña-. Fue el día de la ascensión de la Virgen, para celebrarlo. Fue detrás de una cena estupenda y de una mañana “sorprendente” con mi pareja. ¿Qué más se puede pedir?
15.- Momento “un kilo menos”. Ha costado, está costando, pero sigo de dieta. He hecho toda la bondad que he podido pero, coño, qué difícil es. Sí, dicen que ahora es buen momento para hacer dieta (yo empecé en abril, que conste) porque es temporada de ensaladas, gazpachos, sopas frías, pero qué me dicen de las tapitas –véanse momento 4, 12 y la próxima, la 18-, y de la copitas –véanse momentos 7, 10 y 14-, y de las cenitas, y de los helados… Que no, hombre, que no, que no pueden engañarnos; que a ver si nos enteramos todos, joder, que nunca es buen momento para hacer dieta.
16.- Momento “campos de girasoles”. Cada vez que encontrábamos uno con un sitio para aparcar y hacer la foto de turno en la que estas bucólocas y bellas flores mostraran todo su esplendor, las muy "jodías" estaban vueltas al revés o cabizbajas (al final, después de recorrer kilómetros y kilómetros por la Toscana, lo conseguimos).



17.- Momento “ventilador”. Sí, durante este veranito, también mi pareja y yo hemos tenido nuestros momentos... Tras la fase de los preliminares, léase miraditas, tonteos, caricias en el sofá, en la cocina o en el despacho, nos íbamos a la cama pero con el ventilador a toda castaña porque, sin él, con el calor que ha hecho y la humedad, parecíamos dos ranas chorreantes acopladas sin muchas ganas de jarana. Y no, eso no podía seguir así.
18.- Momento “comida sana”. Sí, paella, pescado al horno, bocata de jamón, mariscada, tortilla de patatas, pan con tomate y frankfurts y patatas fritas de bolsa y pipas y ganchitos y… ¿Sigo?
19.- Momento “SIN IVA”. Debido a la ingeniosa medida por parte de nuestro querido gobierno de subir el IVA para salir de esta fatídica crisis, desde aquí, quiero agradecer a los establecimientos que, para contrarrestar los efectos depresivos de dicha decisión, no cobraron el dichoso impuesto durante alguna que otra jornada. Total, que me he comprado un lavavajillas (después de más de 10 años independizada y fregando platos como una descosida, por fin lo he conseguido, ¡¡yuhu!!) y una plancha para mis pescaditos, mi carnecita y mi verdurita.
20.- Momento "¡¡¡oohhhh!!!". Eso y la cara de auténtica flipada cuando, al doblar una esquina, al cruzar una calle o al atrevesar un callejón de algún pueblo/ciudad de la Toscana, he descubierto una iglesia, un palacio, una plazoleta, un mercado o una fachada que me ha dejado sin palabras. ¡¡¡Cuánta belleza!!!


Aunque también tengo que reconocer que he tenido esa misma impresión cuando he pasado delante del escaparate de una de esas elegantes (¡¡y caras!!) tiendas de moda: qué bolsos, qué vestidos, qué zapatos, qué joyas.



(¿Les cuento un secreto? Donde más disfruto es delante de una de esas tiendas de delicatessen donde exponen con calculado detalle y suma exquisitez los salamis, los procciuto, los quesos, la pasta fresca, las especias, las setas... Tengo un problema, ¿no?)
21.- Momento “de vuelta”. Antes de que acaben mis vacaciones, cada año, irremisiblemente, me llega ese momento en que empiezo a pensar en el próximo curso, hago limpieza física y mental en casa, me compro mi agenda, me marco los cumpleaños y las fiestas, formulo mis propósitos y mis deseos y, como cada final de agosto -llevo más de diez-, voy al gimnasio más cercano para informarme sobre las actividades, las tarifas, los horarios y, al salir de allí, con una sonrisa en los labios, me digo superconvencida y superanimada: “este año, sí”. Que sí, que lo digo en serio, que lo prometo, este año, sí. O no…

PD1. ¿Se han dado cuenta de que muchos de mis momentos tienen que ver con una de las necesidades más primarias? No, si donde se ponga una buena mesa...

PD2. Si a alguien le han gustado las fotos, podrá verlas todas en el blog de www.9barrisimatge.blogspot.com

PD3. Sigue pendiente lo de setiembre...